Registrar de forma física los activos móviles con lápiz y papel solía ser lo normal. Todo el proceso se registraba y mantenía de manera manual, desde la obtención del inventario hasta el rastreo de quién había accedido a un elemento, cuándo se accedió a él y cuándo se esperaba que se devolviera.
Naturalmente, los ordenadores simplificaron el proceso del rastreo de activos. Sin embargo, aún era necesario que un humano introdujera los datos de forma manual y contase los activos que había que introducir en el sistema de gestión de activos. El software de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés) renovó el proceso al introducir la automatización en la gestión de los recursos organizativos.
Si bien la ERP se utiliza con asiduidad en la actualidad, tiene cierta desventaja: no rastrea de manera eficiente de los elementos individuales. Resulta ideal para rastrear una gran cantidad de bienes como el inventario comercial. Los escáneres portátiles se volvieron más frecuentes, lo que alivió parte de la carga. Lamentablemente, la mayoría de los escáneres requerían una conexión física a un ordenador, como con un sistema de punto de venta (POS). Esto permitía una interacción con el software ERP, pero aun así creó brechas en la flexibilidad. La informática móvil revolucionó el panorama una vez más, ya que proporcionó dispositivos portátiles que permitieron que los individuos viajaran hacia y desde activos, sin restricciones por una conexión física. Estos dispositivos móviles tienen sistemas informáticos integrados con sus propias competencias de memoria y a menudo pueden funcionar sin una conexión de red. De ese modo, el usuario puede almacenar y cargar datos de exploración según le convenga.
Hoy en día, los smartphones y sus competencias de cámaras de alta resolución proporcionan oportunidades más innovadoras con aplicaciones simples que pueden leer códigos de barras de cualquier tipo y enviar información a un repositorio central en la nube.